Señor yanqui, genio de
la comedia y el lavado de cerebros; más parecido a un telepredicador
que a Arévalo. Sus shows eran una mezcla de risas y verdades, como
que hay mucho cabrón con pintas por ahí suelto. El rey de lo que
aquí conocemos como monólogos y en USA como stand up siempre
te daba algo más en sus espectáculos de lo que podrías esperar, un
extra, una guinda, un regalito para que digirieses en casa; que es lo
que tendría que hacer todo el mundo, dar algo más, como el cromo
del pastelito o los lapices gratis de IKEA, tengo millones.
Era como una estrella de
rock sin música. Bill hicks murió con treinta y dos años de un
cáncer de páncreas después de haber sido el amo del humor hijo
puta y un visionario de la risa.