sábado, 16 de junio de 2012

JOAQUÍN LUQUI





Cuando me regalaron mi primera minicadena allá por el 89 aluciné por colores, toda moderna se veía con plato para vinilos, casete y radio. Era una cutrada de Alcampo pero yo me sentía como si fuese dueño de un aparato ultramoderno. Siempre ponía los cuarenta principales, es lo que tiene la inocencia de la  juventud, y solo me molaba un señor que hablaba como si acabase de descubrir la fórmula secreta de la Coca-Cola: Joaquín Luqui. Gracias a este señor descubrí los Beatles de verdad, qué pesado todo el día con el rollo de "Los Beatles que amo", o "El quinto beatle, o " John, Paul, George, Ringo"… pero al final de tanto repetirlo le hice caso y le doy las gracias, como se las doy a mi madre por enseñarme a leer.
Por la radio me sonaba como un señor de dos mil años y cuando lo vi en la tele aluciné con el parecido que tenía con Doc de “Regreso al futuro”, lo que fue definitivo para que en mi mente se consagrase como el padre de todos los locutores del mundo, el más anciano y sabio, inventor de las ondas de radio y señor que todo lo sabe. Años después lo terminé destronando como se hace con tu padre.
En fin, que este señor para mí es como si viniese encerrado en esa minicadena cuando me la trajeron de Alcampo, todo encogido esperando a que pusiese la radio para poder hablar. Una vez en los míticos 90 lo vi por Fuencarral en persona y pensé que se había escapado, me quedé petrificado, lo habría abrazado para darle las gracias por ser tan majete por la radio pero no pude ni acercarme a él de lo mitificado que lo tenía. Me quedé todo pailán de Ferrol, mirando como si estuviese viendo a Papá Noel en verano.

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